Crítica social

Más veces de las que me gustaría me he dado cuenta que el mundo de las emociones se ha ido. Lo hemos perdido. Hoy en día vale más publicar en Facebook "Qué bien me siento con ... " y que se entere todo el mundo, excepto el que lo ha escrito. Ese no lo siente de verdad.

Nos estamos acostumbrando a provocar emociones que estén en las opciones que Facebook nos da, en lugar de dejar que nuestro mundo emocional nos sorprenda. Es más complicado ponerse a pensar e intentar describir qué es lo que estamos sintiendo realmente que darle a un botón que te dice lo que posiblemente estés sintiendo.

A parte del amigo "Cara-libro", me gustaría hacer mención al maravilloso invento de nuestros tiempos: Whatsapp. Esa aplicación que te permite hablar con cualquiera, el tiempo que quieras y desde el lugar que quieras. Visto así, es perfecto ¿no creéis? Pues bien, la belleza de las virtudes de esta app se pudre en el momento en que entran en juego los malos usos de ella. Las personas se dedican a utilizarla mientras están con otras personas, y reitero "en persona". No quiero referirme ni "en línea", con "última conexión" hace un minuto o "escribiendo", sino en vivo y en directo. ¿Qué nos está pasando? Ahora, un "te quiero" todas las noches por whatsapp basta, no necesitamos escucharlo, no necesitamos sentir la sensación que nos produce escucharlo de la persona adecuada. Una discusión por whatsapp hace muchísimo más daño que una simple pelea en persona que acaba con un abrazo. Es más sencillo decir las cosas sabiendo que la otra persona no está delante y no te puede hacer nada, e incluso es mucho más sencillo dejar a la otra persona en espera como si no fuera importante lo que te ha dicho. 

Ahora nos dedicamos a grabar y fotografiar todos los momentos para inmortalizarlos, así suponemos que los recordaremos mejor en un futuro. Sin embargo, no nos damos cuenta que los mejores acontecimientos son aquellos en los que no nos da tiempo ni a sacar la cámara del teléfono.

 

Hoy en día, las personas están en un lugar con su cuerpo, pero con su cabeza en cualquier otro. Estamos perdiendo esa conexión cuerpo-alma que tantos filósofos describían que se producía después de la muerte, ya que la persona se constituye de cuerpo y alma. Entonces yo me pregunto, ¿qué será de la especie humana cuando se avancen unas pocas generaciones? ¿Se producirá una muerte previa a la muerte biológica? ¿Podremos hablar de personas o estaremos ante nuevos enjendros NO naturales? Como aclaración a este calificativo tan negativo, he de decir que la naturaleza no habría permitido que esto ocurriera.

Hoy en día, importan más los programas de tele-basura que el calentamiento global. Ya me parece grave. Sin embargo, es catastrófico que una gran cantidad de la población se queje de las noticias de un atentado en el que se han producido muchos heridos y muchos muertos, sólo porque no emitan su programa diario.

Estamos perdiendo el norte.

Las capturas de fotos "subiditas de tono" en redes sociales como Snapchat, que supuestamente se van a eliminar del universo, han producido varios intentos y logros de suicidios en jóvenes que tenían un futuro prometedor y lo que es más valioso: una vida por delante.

Sólo espero que esto no sea un comienzo de algo más serio, sino un pequeño intervalo de tiempo en el que la deshumanización toma protagonismo frente a la dignidad, la libertar, la educación, el respeto y la humildad de la especie humana.