El cosquilleo
Cuando notas algo que no sabes cómo expresar, cómo definir. Investigas y algunos lo llaman "gastritis", otros te dicen "habrás cogido frío, tienes que abrigarte más".
No escuchamos a nuestro cuerpo. No queremos hacerlo. Tememos su pregunta o quizá su respuesta. Intentamos descifrar qué quiere decirnos, pero se queda en eso: un cosquilleo. La sensación de hambre, que no pasa comiendo. Como si te faltara algo, pero no das con la clave.
Tu cuerpo intenta comunicarse con tu mente, pero las carreteras "están en obras". Puede que algo se avecine, el tiempo está cambiando. Antes salías a la calle sin abrigo, ahora haces un checklist antes de salir: Gorro, Guantes, Bufanda, Abrigo. Antes solías pensar y reflexionar sobre las pequeñas cosas, ahora navegas en un pequeño mar en el que varios ríos desembocan y cada uno dice una cosa diferente.
Ese mar quiere saber si es muy frío o calentito, si en él hay especies exóticas, el origen de sus componentes. Sin embargo, todo le llega inconexo. Debe dejar que la corriente de cada río reduzca su intensidad para poder ver con claridad su mensaje y poder definirse como un mar único e irremplazable. Porque todos tenemos muchos ríos, pero cuando alguno viene con más intensidad, más toxinas o algún desnivel, entonces aparece el cosquilleo.