He llegado al límite de ti.
He llegado al límite de ti. De recordarte por las noches con una sonrisa antes de caer rendida o darle vueltas a mi cabeza y no conseguir dormirme. He llegado al límite de mis lágrimas sobre lo que hice mal para que acabara todo así, ahora he entendido que no fue mi culpa, esas lágrimas sólo sirvieron para lavarme por dentro, para quitarme ese sentimiento de tristeza del cuerpo. He comprendido que no es necesario ese dolor, porque es dolor y no mariposas, en el estómago cuando te veo. Y es que me he dado cuenta que siempre te he puesto delante de mí. Si yo te hablaba y tú no respondías, yo pensaba que estabas ocupado. Sin embargo, si tú me hablabas, corriendo respondía y si no lo hacía, me arrepentía por no haber estado atenta. Pensaba que cuando no querías salir era porque estabas cansado de trabajar, en cambio luego me enteraba que estuviste con tus amigos, que me parece genial, pero no me mientas. En cambio, si yo salía con los míos, estaba pendiente del móvil y cuando tú me lo decías, yo iba contigo.
He llegado a la conclusión de que sí me querías, pero no de la misma forma. Yo te servía para rellenar los huecos de tu vida en los que nadie podía estar. Creo que era tu juguete. Esto me hace sentirme idiota, ¿cómo no me di cuenta antes? Ser defensora de los derechos de las personas como el de: "tu libertad termina donce empieza la mía", me hace pensar que en esos momentos, no lo ves, pero se están apoderando de tu vida. Llegas a confiar tanto, a querer tanto a esa persona, que crees que su criterio es el correcto. Pero a veces no lo es. Por otro lado, creo que es justamente este criterio el que me ha ayudado a quitarme la venda de los ojos.
Antes, te decía que sí a todo. Me habría ido contigo a cualquier sitio, hasta el fin del mundo si me lo hubieras pedido. Si te hubiera interesado haber ido. En cambio, ahora, no creo ni que te dijera un no. Simplemente haría un cambio de dirección de mi mirada, con eso te bastaría. Porque, aunque sienta muchas cosas por tí, más me quiero a mí.
Adiós, ahora la que se va soy yo.