Interacción personal

Las relaciones entre personas pueden ser de diferentes maneras: según la persona o según la etiqueta que le pone la sociedad.

    Dos personas mantienen una relación de amistad y no hay ningún problema. Estonces se especifica que las personas son de diferente sexo. Todo cambia. Esta es la manera más sencilla de la sociedad para llegar a la conclusión de que esas dos personas son pareja porque pasan mucho tiempo juntos, ríen, discuten o se van de excursión. Todo lo contrario ocurre cuando son del mismo sexo. Por otro lado, se establecen muchas etiquetas como "amigos de la infancia", a los cuales se les concede una serie de licencias que no son posibles con amigos más recientes. 

    La persona juega un papel muy importante en esta etiqueta. Ella debe ser capaz de saber el tipo de relación que mantiene con esa persona. Cuando lo tiene claro, todo debería ser más fácil. Sin embargo, nos encontramos con otra incógnita de la ecuación: la otra persona. Una relación de amistad se fundamenta en que ambas personas quieren ser amigas, ni más ni menos. Cuando se consigue este equilibrio, aparecen los verdaderos amigos. Sin embargo, la personalidad es un factor muy relevante, ya que las señales que se pueden enviar a través de una comunicación no verbal pueden no recibirse de la misma manera, es decir, malinterpretarse. Entonces la balanza se descompensa.

    Uno de los mayores problemas que nos encontramos en la sociedad es el miedo a expresar lo que sentimos. Esa fuerza que nos impulsa a abrazar a alguien querido cunado estamos mal, que nos hace reír hasta dolernos el abdomen o incluso llorar de risa. El mundo no está preparado para escuchar "Me siento decepcionada", "Me siento feliz", "Me siento triste", "Me siento angustiada". Cuando empezamos una frase por esas palabras, la gente suele echarse las manos a la cabeza y añadir un "No te preocupes". Algo tan simple como mirarse uno mismo y conocer sus propios sentimientos. Si no somos capaces de hacer eso, ¿cómo pretendemos compartir sentimientos con los demás? Ya sean positivos o negativos, debemos conocer nuestros propios sentimientos antes de contruir unos nuevos con alguien. Una vez conseguido, debemos empatizar con la otra persona y sus propios sentimientos. Cuando estos converjan, nos encontraremos con ese equilibrio tan deseado.