Los momentos o las cosas.
Todo no puede ser como tú quieres. No existe un examen perfecto, un amigo perfecto, una pareja perfecta. Lo único que podemos tener son momentos perfectos. Puedes conseguir un 10 en un examen, pero no lo pasaste nada bien estudiándolo día a día, tu momento perfecto es cuando tu profesora te da el examen corregido y no sabes si reír o llorar de alegría. Otro ejemplo sería cuando pasas miles de tardes con un amigo y lo conviertes en rutina, no hay nada que contar, nada nuevo que decir, en cambio, tienes amigos que ves una vez cada dos meses o incluso más y con ellos exprimes más el tiempo. ¿Con qué amigo te quedarías? Bien, ninguno de los dos amigos es perfecto, pero sí son perfectos los momentos que pasas con ellos. El primero está en tu día a día, si tienes algún problema sabes que puedes contar con él, pero el segundo es como un volcán de sentimientos que en una visita te alegra para un mes.
Valorar todos los momentos que pasas a lo largo de tu vida es lo que realmente te hará pensar si estás en el camino correcto o si debes pararte y cambiar de dirección. ´Sientate y piensa en lo que realmente te hace emocionarte, para bien o para mal, y apúntalo en una lista con una simple emoción: alegría, rabia, tristeza, euforia... Luego valora si es lo que quieres seguir teniendo en tu vida. Si es así, adelante. Por el contrario, si ves que hay cosas que podías haberte ahorrado en algunas ocasiones, trata de cambiarlas.
Nadie nace aprendido, somos nosotros los que debemos ir poco a poco subiendo escalones hasta llegar al piso que nos haga sentir como realmente queremos.