Palabras tóxicas.
Hoy en día, la mayoría de la gente no le da tanto sentido e importancia a las palabras. Estamos en una etapa de la historia en la que entre amigas se llaman "guarras" y entre amigos "maricones" de manera cariñosa. Si tus amigos no te llaman "guarra", "cerda" o "puta", implicará que no eres nadie en el grupo. Además, acostumbramos a decir las cosas en broma, como si no hicieran daño. Siempre decimos: "¿cómo se ha podido enfadar si se lo digo todos los días?" o "Para mí las palabras, son solo palabras, lo que valen son los hechos". Pues bien, a esas personas que se dedican a "bromear" continuamente con sus amigos, son las que ya catalogué hace tiempo como personas tóxicas. No se merecen ni que las ponga entre comillas.
En mi caso, me encuentro en esa minoría vulnerable que una palabra negativa puede hundirla y mandarla al lugar más oscuro de la casa a llorar, donde nadie la vea. Hace poco me dijeron una palabra que ignoro si fue "de broma", ya que fue por el maravilloso mundo del Whatsapp. En base a esa palabra, a las emociones que me hizo experimentar y las reacciones fisiológicas que sufrí, me gustaría decirle unas cositas a esas personas que englobo en el grupo de tóxicas:
Dones y Doñas (yo demuestro más educación que vosotros):
Me gustaría sugerirles que esas barbaridades que sueltan por esa boca que sus padres (inocentes e imprudentes, como cualquier padre que ama a sus hijos y pretende darles la mejor educación, pero ellos no pasan por ella) les dieron al nacer, terminen. Estoy completamente segura que ese comportamiento de intentar dejar a la otra persona por debajo de ustedes es simplemente por ser el centro del mundo. Pues bien, el mundo no necesita a personas que se dediquen a hacer "bromas pesadas" que nunca tienen gracia e incluso pueden, y acostumbran, llegar a doler. Para tener amigos así, ¿quién necesita enemigos?
Me dirijo a ustedes a través de la palabra, en lugar de contraatacar con más dolor y sufrimiento. Sin embargo, me gustaría añadir que mi educación si que pasó por mí y que no doy un paso atrás ni para coger impulso, que no volveré a los tiempos de niños en los que empezábamos una lucha en la que todo se basaba en el "Y tú más", esa guerra sería de desgaste y en ella, siento decirles, no gana nadie.
Mis mayores deseos en su camino de la vida,
Ana.
Por añadir una mínima reflexión de todo lo que me produjo este acontecimiento en mi vida, me gustaría añadir lo siguiente:
A veces, hay gente que necesita dejar debajo a otros para sentirse alguien en un mundo en el que no encaja, para ser el centro de atención de todos por unos momentos. Esa gente no es realmente nadie, pues necesitan humillar a los demás en público para que les respeten. Ellos no tienen a nadie que les apoye. Ellos solo obtienen el respeto de los demás e incluso producen miendo en los demás, pues podrían ser los siguientes blancos de la diana.
Esta clase de personas tóxicas, a veces las dejamos en nuestras vidas. Tal vez nos ciegue la amistad y las ganas de contar con alguien, pero llega un día en el que te das cuenta, tarde o temprano, que contar con esa persona es como contar con nadie.
Me gusta mucho el dicho de "Mejor solo que mal acompañado". Desde bien pequeña lo aprendí y ha sido mi filosofía de vida, aunque a veces cueste estar sola, abandonar a esa persona que había significado tanto.
Otro refrán que escuché hace poco, pero que tengo en mente hace mucho tiempo, es: "En la vida, los amigos se cuentan con los dedos de la mano y si llegan". Esto me hace pensar en todo lo que os he comentado, las dichosas personas tóxicas. Es cierto que ellas fueron, en su día, muy importantes e incluso imprescindibles, pero eso pasó, no podemos vivir de los recuerdos. Las personas pasan por tu vida y eres tú quien decide si se quedan para compartir su viaje con el tuyo o siguen por otro camino. Ambas cosas son soluciones válidas y correctas.