Quiérete
Primero tú, luego el resto. Puede sonar egoísta, egocéntrio e incluso narcisista, pero quiérete.
Tú pones las cartas sobre la mesa, con tus virtudes y defectos, tus grandes logros y espantosos fracasos. Siente orgullo de cada una de ellas, puesto que aprendiste y mejoraste cada vez que iban apareciendo.
Las cartas sobre la mesa y tú observándolas. Una dice que eres cuadriculada, otra que los mejores momentos son los no planeados. Por un lado tienes la vergüenza y la timidez, frente a las ganas de ayudar y producir sonrisas en los demás. Cada carta tiene siempre otra que podría contradecirla. Todas son necesarias para tí. Quiere y valora todas tus cartas porque son las que te hacen única.
Detrás de cada carta hay una historia que te hizo sacarla de la baraja: un éxito laboral, una pérdida familiar, un amor de verano... Todas han añadido un granito a tu personalidad y ahora tú decides cuál elegir en cada momento. Pero no olvides quererlas y cuidarlas, nadie tiene derecho a robarte ninguna.
Llegará un día en que quieras tanto tus cartas que consideres la opción de compartirlas con alguien que, aún viendo la mesa, no quiera retirar ninguna de ellas del tapete.