Tiempo.

    Desde pequeños nos enseñan que no lo perdamos, que no lo malgastemos, que lo disfrutemos, que es un regalo. En cambio, nadie nos explica de qué manera exprimirlo.

    Somos conscientes del tiempo cuando tenemos tareas o no podemos hacer lo que realmente queremos. Hay una serie de pasos previos que se necesitan seguir para llegar a disfrutar del tiempo y pueden hacernos pensar que "perdemos el tiempo". Sin embargo, el tiempo que invertimos en cada actividad, nos brinda un momento a recordar. Por esto, podemos pensar, y caer en el error, que tenemos todo el tiempo controlado, cada hora y cada día.

    Rellenar una hoja con un horario estricto de cuándo dormir, cuando disfrutar y cuando comer, en ese momento perdemos el tiempo por querer controlarlo.